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10 ¿No fuiste tú quien secó el mar,
    las aguas del gran océano?
¿No fuiste tú quien hizo un camino en el fondo del mar
    para que lo atravesara el pueblo que salvaste?
11 Así fue que el pueblo salvado por el SEÑOR regresó
    y llegó a Sion con gritos de alegría.
Su felicidad será siempre
    como una corona en su cabeza.
Tendrán gozo y alegría.
    La tristeza y el dolor desaparecerán.

12 «Yo soy quien te consuela.
    ¿A quién temes, Jerusalén?
¿A un simple mortal?
    ¿A un ser humano que es como la hierba?

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